lunes, 11 de marzo de 2013

Nombres de la época Tudor

Hay que tener en cuenta que no se rompían mucho la cabeza para poner el nombre a los hijos, pues a la gran mayoría los nombraban como a los padres, madres, abuelos, abuelas... Así que no podemos encontrar gran diversidad de nombres... Lo que normalmente se utilizaba más era el apellido, o el lugar de dónde eran duques, condes o marqueses.
Como ejemplo de la carencia de nombres diferentes que había, tengamos en cuenta que Enrique VIII se casó con 3 Catalinas (Catalina de Aragón, Catalina Howard y Catalina Parr) y 2 Anas (Ana Bolena y Ana de Cleves) teniendo en cuenta que Jane Seymour también compartía nombre con Jane Rochford, Jane Grey... Que a su alrededor, varios hombres se hicieron famosos llamados Thomas (Thomas More, Thomas Wolsey, Thomas Cromwell, Thomas Wyatt, Thomas Cranmer, Thomas Boleyn, Thomas Seymour, Thomas Howard, Thomas Culpeper)
A continuación, muestro una lista con los nombres más destacables que hemos encontrado de la época Tudor, básicamente de la nobleza y cortesanos. Los nombres que me falten, no dudéis en decírmelo ;)
 

Nombres masculinos:

-Thomas / Tomás
-Edward / Eduardo
-Henry / Enrique
-Arthur / Arturo
-Richard / Ricardo
-John / Juan
-Edmund / Edmundo
-William / Guillermo
-James / Jacobo
-Charles / Carlos
-George / Jorge
-Robert / Roberto
-Mark / Marcos
-Matthew / Matías
-Martin / Martín
-Nicholas / Nicolás
-Peter / Pedro
-Anthony / Antonio
-Jasper / Gaspar
-Francis / Francisco
-Stephen / Esteban
-Reginald / Reginaldo
-Archibald / Archibaldo
-Adrian / Adrián
-Owen
-Otwell
-Lambert
-Perkin
-Guilford



Nombres femeninos:

-Katherine / Catalina
-Anne / Ana
-Jane / Juana
-Mary / María
-Margaret / Margarita
-Elizabeth / Isabel
-Frances / Francisca
-Cecily / Cecilia
-Lettice / Leticia
-Eleanor / Leonor
-Agnes / Inés
-Jocasta / Yocasta
-Dorothy / Dorotea
-Alice / Alicia
-Jacquetta
-Etheldreda


viernes, 22 de febrero de 2013

Catalina Parr (6ª esposa)

Catalina Parr nació en 1512 probalemente en el castillo de Kendal en Westmorland, donde sus antepasados habían residido desde el siglo XIV. Otros lugares de nacimiento que se han sugerido son: Great Kimble, Buckinghamshire, o en Blackfriars, Londres.
Era la hija mayor de Sir Tomás Parr, descendiente del rey Eduardo III, y de quien de soltera se llamó Matilda Green, hija de Sir Tomás Green. Tuvo un hermano más joven, Guillermo Parr, más tarde primer marqués de Northampton, y una hermana, Ana, más tarde condesa de Pembroke. Su madre, Lady Parr, fue miembro del séquito de Catalina de Aragón.
A los 17 años, en 1529, Catalina contrajo matrimonio con Lord Eduardo Borough. Durante muchos años se ha argumentado que se casó con el mayor Eduardo Borough, segundo Barón Borough de Gainsborough, quien murió en 1529. Sin embargo, hay un acuerdo generalizado por los biógrafos recientes de Catalina que se casó con el nieto del segundo barón, quien compartía nombre. Eduardo Borough el Joven tenía veintitantos años y puede que tuviera mala salud. Su padre, Sir Tomás Borough, era el chambelán de Ana Bolena. Eduardo Borough el Joven murió en la primavera de 1533.
En el verano de 1534 se casó nuevamente con John Neville, tercer Barón Latymer. En 1536, durante la Peregrinación de Gracia, Catalina fue retenida como rehén por los rebeldes del norte, junto con sus dos hijastros, incluyendo a John Neville, cuarto Barón Latymer.

Se dice que era alta, vivaz e ingeniosa, con una naturaleza bondadosa y sensible.
Fue en la casa de la hija de Enrique y de Catalina de Aragón, Lady María, donde Catalina Parr llamó la atención del Rey.
El rey Enrique VIII se encaprichó con Catalina desde el momento en que la conoció cuando fue a pedir piedad por la mujer de su hermano, acusada (con pruebas) de adulterio. Sus primeros regalos a Catalina fueron entregados el 16 de febrero de 1543, un año después de la ejecución de Catalina Howard. El 2 de marzo de ese mismo año, su marido, finalmente falleció. Después de la muerte del segundo marido, la rica viuda empezó una relación con Thomas Seymour -luego 1er Barón de Sudeley-, que era hermano de la reina Jane Seymour. Catalina miró a Seymour como su futuro esposo pero Seymour, por su parte, tomó nota del interés del rey y sabiamente dio un paso atrás.
Una vez más Catalina se tuvo que enfrentar a un tercer matrimonio con una persona mayor, y un marido enfermo. Pero aunque ella siguió su deber, no fue una elección fácil, pues si rechazaba al rey puede que ella y su familia tuvieran grandes repercusiones, por lo que no tenía más remedio que aceptar, y se vio obligada a obedecer.
Ella escribió a Seymour: ''Tan cierto como que Dios es Dios, mi mente estaba completamente inclinada a casarme con vos antes que con cualquier hombre que conozco. Sin embargo, Dios se opuso a mi voluntad con vehemencia por un tiempo, y con su gracia y su bondad, hizo posible lo que me parecía más irrealizable; es decir, me hizo renunciar por completo a mi propia voluntad y seguir de buen grado la suya" Ella y Seymour se separaron con algunas promesas para el futuro (después de todo, el rey estaba enfermo y y sus sentimientos no habían disminuido). La ascendencia de la familia Parr había comenzado.


El matrimonio entre Catalina y Enrique VIII se celebró el 12 de julio de 1543 en el palacio de Hampton Court. Fue la primera Reina de Inglaterra en ser también Reina de Irlanda después de que Enrique VIII adoptara el título de Rey de Irlanda. Como reina, Catalina fue en parte responsable de la reconciliación de Enrique con las hijas que tuvo de sus dos primeros matrimonios, quienes más adelante serían la reina María I y la reina Isabel I. Catalina tuvo el deseo de perfeccionarse, pues no había recibido la educación excepcional de una princesa y comenzó a estudiar latín de mayor, lo que el príncipe Eduardo alabó y llegó a quererla mucho, hasta el punto de ver en ella a la madre que no tenía.
Cuando se convirtió en Reina, su tío Guillermo Parr, Lord Parr de Horton, se convirtió en su Lord Chambelán.
El matrimonio fue un éxito inmediato. Catalina eligió como lema "Para ser útil en todo lo que hago." Y ella tenía una personalidad verdaderamente entrañable, como lo demuestra el afecto genuino que una variedad de gente sentía por ella. Para el rey, era la compañera perfecta, y la niñera de sus hijos, pues ella era una madrastra amorosa. Como reina, atrajo a los cortesanos que simpatizan con la fe reformada. Sus habitaciones se hicieron famosas por sus debates teológicos, un hecho que pronto indignó a Stephen Gardiner y a otros católicos.
Durante tres meses, desde julio hasta septiembre de 1544, Catalina fue nombrada regente por Enrique mientras él marchó a su última y poco exitosa campaña en Francia. Gracias a que su tío fue nombrado miembro de su consejo de regencia, y a las simpatías de otros consejeros Thomas Cranmer (el Arzobispo de Canterbury) y Eduardo Seymour, Lord Hertford, Catalina obtuvo el control efectivo y fue capaz de gobernar como ella entendió más conveniente. Manejó los suministros, las finanzas y asambleas para la campaña francesa de Enrique, firmó cinco proclamaciones reales, y mantuvo contacto constante con su lugarteniente en las Marcas septentrionales, Lord Shrewsbury, sobre una situación compleja e inestable con Escocia. Se dice que sus acciones como regente, junto con su carácter fuerte y una notable dignidad, y más tarde sus convicciones religiosas, influyeron de forma importante en la formación de su hijastra, Lady Isabel (la futura reina Isabel I).
Sus puntos de vista religiosos fueron complejos, y el asunto se ve confundido por la falta de evidencias. Aunque probablemente fue educada como católica, ya que nació antes de la Reforma Protestante, más tarde sintió simpatía e interés por la "Nueva Fe." Se ha sugerido la hipótesis de que realmente era una protestante a mediados de los años cuarenta, tal como ahora se entendería ese término. Podemos estar seguros de que sostuvo fuertes ideas reformistas después de la muerte de Enrique, cuando su segundo libro, Lamentaciones de un pecador se publicó a finales del año 1547. El libro promovía el concepto protestante de justificación sólo por la fe, algo que la Iglesia Católica consideraba una herejía. Es extremadamente improbable que desarrollara esos puntos de vista en el breve tiempo entre la muerte de Enrique y la publicación del libro. Su simpatía por Anne Askew, la mártir protestante que se opuso fieramente a la creencia católica de la transubstanciación, también sugiere que era más que meramente simpatizante de la nueva religión.



Con independencia de que se convirtiera formalmente al protestantismo, lo que no es probable, la Reina fue suficientemente reformista para que la vieran con sospecha oficiales católicos y anti-protestantes, como Stephen Gardiner (el Obispo de Winchester) y Thomas Wriothesley, Lord Wriothesley (el Lord Canciller), quien intentó a su vez volver al rey en contra de ella en el año 1546. Se escribió una orden de arresto contra ella y abundaron los rumores por toda Europa de que el rey se sentía atraído por su amiga íntima, Catherine Willoughby, duquesa de Suffolk. Sin embargo, ella logró reconciliarse con el Rey después de jurar que ella sólo había hablado de religión con él para distraerlo de los sufrimientos que le causaban su pierna ulcerada.

Después de la muerte de Enrique VIII (28 de enero de 1547), Catalina vio asegurada su situación con una pensión anual de ₤7.000. Más aún, él ordenó que después de su muerte, aunque era reina viuda, se le diera el respeto de una Reina de Inglaterra, como si él aún viviera. Catalina se pudo finalmente casar con su antiguo amante, Thomas Seymour, celebrándose su boda el 7 de abril de ese mismo año. Como se casaron dentro de los seis meses posteriores a la muerte del antiguo rey, tuvieron que obtener permiso del rey para el matrimonio. Cuando su unión fue conocida públicamente, causó un pequeño escándalo. Catalina, que no había tenido hijos de ninguno de sus anteriores matrimonios, quedó embarazada a los 35 años de edad. Su embarazo fue una sorpresa, dado que ella no había concebido ningún hijo durante sus primeros tres matrimonios..
En esta época, se desarrolló una rivalidad entre Catalina y la esposa de su cuñado, Ana Stanhope, la duquesa de Somerset. Ana estaba casada con Eduardo Seymour, duque de Somerset, que resultó ser particularmente aguda sobre el asunto de las joyas de Catalina. La duquesa argumentaba que las joyas pertenecían a la Reina de Inglaterra, y que como reina viuda, Catalina ya no debía tenerlas. En vez de ello le correspondía a ella, como esposa del Lord Protector, lucirlas. Ella invocaba la Ley de Sucesión que claramente afirmaba que Catalina tenía precedencia sobre todas las damas del reino; de hecho, por lo que se refiere a la precedencia, la Duquesa de Somerset venía detrás de las Ladies María e Isabel, y Ana de Cléveris, llamada Hermana del Rey. Al final, la duquesa ganó la discusión, lo que dejó su relación con Catalina permanentemente dañada; la relación entre los dos hermanos Seymour también empeoró como resultado, puesto que Lord Seymour vio toda la discusión como un ataque personal de su hermano a su posición social.
El matrimonio de Catalina también pasó por momentos tensos. El sexo durante el embarazo era algo que se desaprobaba en el siglo XVI y Seymour comenzó a desarrollar cierto interés por Lady Isabel (hija adolescente de Ana Bolena, y futura Isabel I, que residía en su mansión. Se le atribuye la intención de casarse con ella antes de hacerlo con Catalina, y más tarde se dijo que Catalina descubrió a los dos abrazados. En unas pocas ocasiones antes de que la situación se escapase por completo de las manos, parece que Catalina no sólo estuvo conforme con episodios de juego violento con fuertes implicaciones sexuales, sino que realmente ayudó a su marido. Con independencia de lo que realmente ocurriera, Isabel fue sacada de la casa en mayo de 1548 para quedarse en el hogar de Sir Anthony Denny en Cheshunt y nunca volvió a ver a su madrastra, aunque las dos mantuvieron correspondencia.
Catalina dio a luz a su único descendiente, una niña llamada María Seymour, que recibió este nombre por su hijastra, el 30 de agosto de 1548, y murió sólo seis días después, el 5 de septiembre de 1548, en castillo de Sudeley, en Gloucestershire, de lo que cree que fue fiebre puerperal, o sepsis en el parto. Es lo mismo que provocó la muerte de la tercera esposa de Enrique VIII, Jane Seymour. No era algo infrecuente, debido a la falta de higiene que rodeaba el parto. Se ha sospechado que el esposo de Catalina, Sir Tomás Seymour, pudo haberla envenenado para llevar a cabo su plan de casarse con Lady Isabel. Catalina Parr fue sepultada en el castillo de Sudeley. Sería conocida como la Reina de Inglaterra que más veces habría contraído matrimonio.
Su única hija, María, nacida el 30 de agosto, no le sobrevivió demasiados años. Su padre, Thomas Seymour, fue decapitado por traición menos de un año después (10 de marzo de 1549). La niña fue entregada a la duquesa de Suffolk, Catherine Willoughby, una amiga íntima de Catalina. Después de un año y medio, la propiedad de María le fue restaurada por una Ley del Parlamento, lo que alivió la carga de la duquesa al asumir la guarda de la niña. La última mención de María Seymour es de su segundo cumpleaños, y aunque circularon historias de que al final ella se casó y tuvo hijos, la mayor parte de los historiadores creen que murió siendo niña.

viernes, 15 de febrero de 2013

Catalina Howard (5ª esposa)

Catalina Howard nació entre 1520 y 1525, más probablemente entre 1521 y 1522. Fue la segunda de las cinco hijas de lord Edmund Howard y de Joyce Cultpepper y, además, era prima por el lado paterno de Ana Bolena -la madre de Ana y el padre de Catalina eran hermanos-, por lo tanto también era sobrina del duque de Norfolk.
El padre de Catalina estaba constantemente endeudado y tenía problemas económicos. Su sobrina Ana le consiguió un empleo en el gobierno, trabajando para el rey en Calais. En ese momento, la joven Catalina fue enviada a vivir con la esposa de su abuelo, en Chesworth, cerca de Horsham y Lamberth. La madre de Catalina ya había muerto (la niña tenía unos 9 años cuando se quedo huérfana de madre). Era costumbre en la época que los hijos de la nobleza recibieran educación fuera del hogar familiar. Normalmente los mandaban a casas de nobles de rango superior. 
El inconveniente de Catalina era que la casa de su abuela política carecía de la sofisticación necesaria. Compartían dormitorio con otras chicas a estilo de lo que hoy es un internado de clase alta. No era un mal entorno, solo algo permisivo. Las niñas hacían lo que todas las chicas habitualmente hacen en un dormitorio: hablar de chicos: flirteos, el cortejo al que eran sometidas, sus galanteos y de los encuentros amorosos. Además, clandestinamente por la  noche una serie de caballeros se infiltraba en el dormitorio de las chicas. Acostumbraban llevar fresas y vino para deleite de sus compañeras. Estas tenían sumo cuidado en no dejar la puerta cerrada con llave. La duquesa aparentemente le daba igual las actividades “extraescolares” de sus pupilas, mientras no fueran pilladas con las manos en la masa. 
La duquesa Agnes (segunda esposa de Thomas Howard, el segundo duque de Norfolk), una matriarca de más de 60 años, estuvo presente en todos los acontecimientos importantes de la corte de los últimos 40 años. Su casa daba cabida a más de 100 personas y se asemeja a lo que hoy en día sería un internado de clase alta.

A los 13 años más o menos, inicio un romance con su profesor de música, Henry Mannox. El joven intentó encandilar a la muchacha entre las lecciones de clavicordio y laúd para lograr su propósito que era llevarla al lecho. No logró tener sexo completo con ella, pero disfrutaron de apasionados momentos íntimos, aunque sin coito. El romance terminó cuando Catalina se enamoró de un joven secretario, Francis Dereham. Hay motivos sobrados para suponer que, a diferencia de su relación con Mannox, ésta se consumó plenamente. Como tenían la costumbre de llamarse esposa y marido, cabe sugerir que Catalina y Francis tenían en realidad un precontrato mutuo que se había reforzado por la plena unión sexual. Este asunto pasó a ser del conocimiento de los huéspedes de la mansión debido a Mannox, pues éste estaba muy celoso de que Catalina hubiera volcado sus atenciones a otro caballero, y para vengarse, envió una carta anónima a la duquesa advirtiéndole de los que sucedía. Se la dejó en el banco de la capilla. Agnes descubrió a Catalina abrazando a Dereham y se sintió muy ofendida. Golpeó literalmente a todos los que estaban a la vista, incluida Joan Bulmer.
Aunque por supuesto Dereham era mejor partido que Mannox, distaba mucho de la noble cuna de los Howard. Catalina al estar alejada de Francis comenzó a perder el interés por él, en especial cuando ella se trasladó más cerca de la corte, a casa de su tío en Norfolk.

A finales de 1539, varias damas eran requeridas para servir a la nueva soberana en la corte Ana de Cleves. Había una feroz competición por ser una de las afortunadas, pero gracias a la influencia de su tío, el duque de Norfolk, Catalina, juntos con dos de sus primas, fueron elegidas para ocupar los anhelados puestos de damas de compañía. Así que en diciembre de aquel mismo año, la joven ya se encontraba en la corte.
Según su abuela política el rey se fijó en ella antes de que llegara a Inglaterra Ana de Cleves, ya que dijo que "El monarca se ha quedado prendado de ella desde el primer día que la vio". Lo que se sabe seguro es que en la primavera de 1540 el rey empezó a perseguir a Catalina Howard. Al llegar la pascua, su pasión por ella ya era notoria y el partido católico de la corte, encabezado por Norfolk y Gardiner, no dudaron en sacar ventaja de su buena suerte. El probable que Norfolk haya ordenado a su sobrina que estimulara el afecto del rey. Aunque ella correspondiera a sus avances, debía mantener "ciertas distancias",o sea, nunca permitir que el monarca "lograra el objetivo final".
Thomas Howard, daba la sensación que desconocía por completo  las vivencias de su joven sobrina, ya que alababa su "pureza y su honestidad", a la vez que Stephen Gardiner organizó con mucha frecuencia banquetes y diversiones para el rey y Catalina en el palacio de Winchester, en Southwark.Catalina era  diminuta (Como Catalina de Aragón), era una muchacha realmente bajita. El rey tenía unos treinta años más que ella y unos treinta centímetros más también. Antonia Fraser nos dice que el embajador francés calificaba la belleza de ella sólo como mediana (lo mismo dijo de Ana de Cleves), pero elogiaba su gracia y encontraba muy dulce su expresión.
A Catalina le gustaba los vestidos de escote bajo que a menudo exponían parte de sus senos y adoraba la moda francesa a igual que su prima Ana Bolena.



Catalina tenía unos veinte años menos que Ana Bolena, doce menos que Jane Seymour, seis menos que Ana de Cleves. Tenía cuatro o cinco años menos que que Ana y Jane cuando atrajeron al rey. 

En abril de 1540 Enrique ya tenía claro que deseaba a toda costa librarse de Ana de Cleves y declaraba ante Dios que pensaba que no era su esposa legítima. Informando de los deseos del rey, el parlamento le pidió que examinara las circunstancias de su matrimonio dado que el parlamento dudaba de su validez. Enrique anuló su matrimonio con Ana el 9 de julio de 1540 y se casó con Catalina el 28 de julio del mismo año en el palacio de Oatlands en Surrey, conviertiéndose en la quinta esposa de Enrique VIII, quien tenía casi 50 años mientras que Catalina estaba aún en la adolescencia. Se deduce que su matrimonio se produjo por estar presionada por una imposición familiar, especialmente de su tío Thomas Howard, ya que si no, no puede explicarse la unión con un rey que había decapitado a su prima.
Enrique, viejo y obeso, llenó a su joven esposa de joyas y otros regalos extremadamente caros, manifestaba estar enamoradísimo de la joven y bella pelirroja, a la que llamaba “su rosa sin espinas”. El rey desconocía el pasado de Catalina a la que consideraba una reina joven y virtuosa. A pesar de todas estas riquezas, Catalina encontró que su matrimonio no le satisfacía. Le desagradaba el cuerpo de su esposo y buscaba entretenimientos amorosos en cualquier parte.
Thomas Culpepper tenía por entonces unos treinta años; su encanto era una de sus mejores armas. Era la típica clase de hombre que acostumbraba tener éxito en la corte de los Tudor: ambicioso, capaz de usar despiadadamente su cautivador magnetismo para lograr sus propósitos. Estaba lejanamente emparentado con Catalina por su madre Joyce Culpepper (era primos sexto grado). Se había introducido en los palacios siendo paje y, en apenas dos años en los que se esforzó mucho, había  llegado a la envidiada posición en la cámara privada del rey. Culpepper había alcanzado el privilegio de compartir dormitorio con el rey y de cuidar de su pierna ulcerosa. En 1537 ya es notoria la influencia que Culpepper tenía sobre el monarca hasta tal punto para que lady Lisle le enviase un magnífico halcón a cambio de su patronazgo. 
Culpepper era el típico ''chico malo''.  Se sabe por una carta de un comerciante de Londres, dirigida a un amigo suyo que vivía en Alemania, que había violado bruscamente a la esposa de un guardabosques mientras tres o cuatro de sus asistentes más disolutos la sujetaban por orden suya . Además, cuando pasó por allí un desafortunado hombre que intentó defender a la pobre mujer, Culpepper no dudó en darle muerte. Esa sórdida historia terminaba con el perdón del rey a Culpepper, por lo que, desde el punto de vista del monarca, era un mero pecadillo sexual de un joven macho fogoso. Enrique VIII no quería verse privado de la compañía de ese joven "alocado". Culpepper también era sumamente ambicioso: él y su hermano, que también se llamaba Thomas y servía en la casa de Cromwell,  intentaban siempre satisfacer su sed de codicia: buscaban concesiones de tierras monásticas, cargos en la corte y pensiones.

Thomas y Catalina comenzaron un romance. Mientras su relación con Culpeper avanzaba, antiguos huéspedes de la casa de su abuela contactaron con Catalina. Para conseguir su silencio, contrató a algunos de ellos. Sus antiguos amantes Henry Mannox y Francis Dereham estaban entre ellos.
Sus relaciones con la primogénita de su nuevo esposo, no fueron buenas, hasta el punto de expresar que “Lady María no la trataba con la debida reverencia, pareciendo olvidar que ella era sólo una bastarda real”. La madrastra retribuyó la malquerencia, logrando que el rey hiciera despedir a tres de las damas de honor de la princesa María y le redujera el dinero que le era otorgado para sus gastos.
Todavía se cuestiona la injerencia de Catalina en la ejecución de la madrina de María en 1941, a la que ésta quería mucho, intima amiga de su madre (Catalina de Aragón), a favor de la cual María se humilló ante la nueva reina implorando por la vida de la anciana. Margarita Pole, que así se llamaba el aya, era mujer de más de setenta años y estaba prisionera en la torre de Londres “por desobedecer órdenes del rey”. Más allá de los intentos frustrados de María, la anciana fue atrozmente ejecutada, acrecentándose la fama de sanguinario de Enrique VIII, su propio padre. La princesa decidió entonces que le era más provechoso acordar con la nueva reina y, al hacerlo, le fueron devueltas sus damas de honor y su renta.
En ese año de 1941, aumentaron los rumores sobre la conducta de la reina. Uno de los antiguos compañeros de Catalina reveló la relación que la reina había mantenido con Francis Dereham. En un principio, el rey no quiso creerlo hasta que las evidencias fueron demasiado claras para negar el hecho.
Catalina fue puesta bajo vigilancia en sus aposentos de Hampton Court, acompañada tan sólo de una de sus damas de compañía, Jane Rochford (mujer del decapitado Jorge Bolena). Cranmer mandó quitar de la habitación, cualquier objeto que le sirviera a la reina para suicidarse. 
Fue interrogada por los consejeros del rey en numerosas ocasiones. Se habló de divorcio y de exiliar a Catalina, hasta que se descubrió una carta de amor que le había escrito a Culpeper. Por orden del rey, los soldados de su guardia acudieron a arrestarla. Se dice que intentó escapar disfrazada de mucama, pero su distinguida forma de caminar la denunció ante los soldados, que la persiguieron mientras ella llegaba a la puerta misma de la capilla del palacio, donde el rey estaba escuchando misa para pedirle clemencia, pero éste no se dio por enterado y allí mismo volvieron a capturarla y la retornaron a su encierro.
No le quedó más remedio, que admitir sus cargos ante las evidencias, pues afirmó: "Francis Dereham, mediante persuasión, me procuró para su propósito depravado y consiguió primero tenderse sobre mi cama con su jubón y sus calzas, y después dentro de la cama y finalmente se tendió conmigo desnudo y me usó de tal manera como el hombre hace con su esposa muchas veces, y nuestra empresa puso fin a casi un año antes de que Su Majestad el Rey se casó con mi señora Ana de Cleves ...pero con qué frecuencia, no lo sé".
Catalina fue despojada de su título como reina el 23 de noviembre. No hubo clemencia para ella y posteriormente la condujeron en un bote por el Támesis para trasladarla a la Torre de Londres.
Thomas Culpeper y Francis Dereham fueron ejecutados el 10 de diciembre de 1541. Culpeper corrió mejor suerte que Dereham y debido a su cercanía con el soberano murió por su gracia sólo decapitado, Dereham en cambio, fue destinado a ser colgado, emasculado, eviscerado, decapitado y cortado en pedazos. Ambas cabezas fueron expuestas en el puente de la Torre de Londres. Se dice que hicieron pasar a Catalina por allí aposta para que viera las cabezas expuestas de sus dos amantes.
La viuda de su primo, lady Jane Rochford (cuñada de la reina Ana Bolena) fue ejecutada por haber sido auspiciadora de las relaciones de Catalina Howard con Thomas Culpeper.
El caso de la reina llegó al parlamento en enero.
Fue llevada a la Torre de Londres el 10 de febrero de 1542.
La noche anterior a su ejecución, Catalina pasó horas practicando como colocar su cabeza sobre el cadalso, el cual  ella misma había solicitado para su ensayo.
Fue ejecutada a las siete de la mañana del 13 de febrero de 1542. Llegó al cadalso con dignidad, aunque se la veía pálida y aterrorizada. Antes de morir, pidió perdón a su familia y rezó por la salvación de su alma. Según el folklore popular, sus últimas palabras fueron: "Muero siendo Reina, pero preferiría haber muerto siendo la esposa de Culpeper".
Su muerte fue rápida, de un sólo golpe. Catalina fue enterrada en la capilla de San Pedro-ad-Vincula, junto a su prima Ana Bolena.
Al escuchar la noticia de la ejecución de Catalina, Francisco I de Francia, escribió una carta a Enrique, que lamenta el "lascivo y juguetón comportamiento de la Reina" y aconsejándole que "la ligereza de las mujeres no puede doblar el honor de los hombres".

viernes, 1 de febrero de 2013

Ana de Cleves (4ª esposa)

Ana nació en 1515 cerca de Düsseldorf, como la segunda de los cuatro hijos de Juan III, duque de Cléveris, y de María de Julich. Tras la muerte de su padre, su hermano heredó el ducado.
A los doce años de edad, Ana fue prometida a Francisco, hijo y heredero del duque de Lorena, mientras que él sólo tenía diez años de edad, así que el compromiso fue considerado "oficioso" y fue cancelado en 1535.
Más allá de la tristeza que embargaba a Enrique por la muerte de su esposa Jane, debió considerar celebrar un nuevo matrimonio, ya que resultaba conveniente a los fines de fortalecer sus alianzas de poder. En este sentido, necesitaba casarse con alguna candidata que lo aliara con el Sacro Imperio Romano Germánico que –liderado por el Emperador Carlos– representaba la mayor potencia de la época.
Entre las posibles esposas se encontraba la flamenca Ana de Cleves, princesa de una familia destacada de religión protestante luterana, lo que favorecería la posición de Enrique en Inglaterra como jefe de la Iglesia Anglicana que él mismo había creado. A los fines de consolidar aún más esa posición, pensó en pactar el matrimonio del recién nacido Eduardo con una hermana de Ana, intento que resultará fallido.
Se le encargó al artista Hans Holbein el Joven retratar a Ana y a su hermana menor, Amelia, pues Enrique estaba considerando a ambas como candidatas para ser su cuarta esposa. Enrique pidió al artista que fuera tan preciso como fuera posible, que no halagase a las hermanas, aunque el gran pintor, sin embargo, por temor de desagradar al rey realizó un retrato retocado de la futura reina, ante el cual el rey aprobó y hasta se ilusionó con la nueva posesión conyugal. El canciller Thomas Cromwell instó al rey a este enlace.

Según los cánones de la época, Ana era realmente fea: era alta, corpulenta, y su rostro poco agraciado mostraba además marcas de picaduras de viruela. Era hábil en labores de aguja y le gustaba jugar a las cartas. Podía leer y escribir correctamente, pero sólo en alemán. Ana era considerada amable, virtuosa y dócil, pero aún así era poco apta para sostener los diálogos ingeniosos de una corte renacentista, dirigidos muchas veces por el mismo rey, que escribía versos, creaba canciones y gustaba de la lectura, todo lo cual era ajeno a los gustos de Ana, la cual apenas hablaba inglés.


Enrique estaba impaciente por ver a su futura novia. Así que marchó a Rochester y no se sintió satisfecho con la llegada de Ana a Inglaterra. Sintió que había sido engañado, pues todo el mundo había alabado los atractivos de Ana: "No es en absoluto tan bella como me habían contado," se quejó. Enrique instó a Cromwell para que encontrara alguna forma legal de evitar el matimonio, pero llegados a tal punto, hacerlo era imposible sin arriesgar la alianza vital con los alemanes.
Preso de esta decisión, ya que no podía negarse al casamiento por los altos intereses políticos y económicos que la novia representaba, contrajo matrimonio el 6 de enero de 1540. en el Palacio de Placentia. De esta manera, Ana de Cleves se convertía en la cuarta esposa de Enrique VIII.

La primera noche de la pareja como marido y mujer no fue feliz. Enrique confió a Cromwell que no había consumado el matrimonio, diciendo, "Antes no me gustaba mucho, pero ahora me gusta mucho menos".
Ana había permanecido católica conservadora, aunque su familia era luterana. Entabló una relación próspera con la princesa María y se estima que su relación con el rey era buena. A pesar de esto, Enrique había puesto su atención en una dama que formaba parte del séquito de damas de honor de Ana, la bella Catalina Howard. De esta forma, el matrimonio entre Enrique y Ana estaba destinado a la ruptura. Este matrimonio fue el principio del fin para Thomas Cromwell como Lord canciller.

Ordenaron a Ana abandonar la corte el 24 de junio, y el 6 de julio se le informó de la decisión de su marido de reconsiderar el matrimonio. Poco después, pidieron a Ana su consentimiento para una nulidad, a lo que ella accedió, probablemente temerosa de correr la suerte que la anterior reina Ana. El matrimonio se anuló el 9 de julio de 1540 alegando que no se había llegado a consumar por su anterior compromiso con Francisco de Lorena.
A cambio de ello, recibiría una importante renta vitalicia de acuerdo con su alto rango. Fue compensada con diversas propiedades, incluyendo el Castillo de Richmond (en el condado de Surrey) y el de Hever (en Kent), perteneciente a la familia de su segunda esposa, Ana Bolena. La Casa de Ana de Cléveris, en Lewes, Sussex, es sólo una de sus propiedades; ella nunca vivió allí. Enrique y Ana se convirtieron en buenos amigos; ella era un miembro honorífico de la familia del rey, y se referían a ella como "la querida hermana del rey". Fue invitada a menudo a la corte y, por gratitud al no haber disputado la anulación, Enrique decretó que se le diera precedencia por delante de todas las mujeres de Inglaterra salvo su propia esposa e hijas.
En 1553, cuando las hijas de Enrique, María e Isabel marcharon a Londres con María como la nueva reina, Ana estuvo allí para saludarlas. También estuvo presente en la coronación de María I en Westminster. Esa fue su última aparición pública.

Unos meses más tarde, Ana escribió a María I para darle la enhorabuena por su matrimonio con el príncipe Felipe de España. No obstante, Ana raramente visitaba la corte durante el reinado de María y disfrutaba manejando sus propiedades particulares. Desde su llegada como novia del rey, Ana nunca dejó Inglaterra.
Fue la última de las seis esposas de Enrique VIII en morir. Cuando su salud empezó a fallar, María I permitió a Ana vivir en Chelsea Old Manor , donde había vivido la última esposa de Enrique, Catalina Parr, después de su matrimonio. Aquí dictó su testamento a mediados de julio de 1557. En él menciona a su hermano, su hermana y su cuñada, así como a la futura reina Isabel, la duquesa de Norfolk y la condesa de Arundel. Dejó algo de dinero a sus sirvientes y pidió a María e Isabel que los empleasen en sus casas.
Ana murió en Chelsea Old Manor, el 16 de julio de 1557, unas pocas semanas antes de su cuadragésimo segundo cumpleaños.
Fue sepultada el 3 de agosto en lo que se describe como "una tumba algo difícil de encontrar en la abadía de Westminster". Su tumba se encuentra en el lado opuesto al santuario de Eduardo el Confesor y un poco por encima del nivel de visión de una persona de mediana estatura. Al final de sus días se reconvirtió al catolicismo siguiendo los consejos de la hija de su esposo, María Tudor.
Tiene la distinción de ser la última de las esposas de Enrique VIII en morir, pues vivió nueve años más que la última, Catalina Parr. Sin embargo, no fue la que tuvo más larga vida, pues en esto la superó la primera, Catalina de Aragón, que tenía cincuenta años cuando murió.






jueves, 31 de enero de 2013

Jane Seymour (3ª esposa)

Jane Seymour nació en el año 1509, desconociéndose el mes y el día, el lugar se cree que fue Wolfhall. Fue la quinta de los 10 hijos de John Seymour de Wiltshire, y de Margery Wentworth, siendo los cuatro primeros varones. Hay evidencias de que sabía leer y escribir, y que poseía alguna noción de francés, y tal vez un poco de latín. Su madre le habría enseñado música, una importante destreza que cualquier mujer joven debía saber para poder encontrar marido. Asimismo, Jane era una experta en la aguja y alrededor de 100 años después de su muerte, sus bordados todavía se conservan en la colección real. También le gustaban la caza y la pesca e iba de cacería siempre que podía. 
Jane llegó a la corte inglesa como dama de compañía de la reina Catalina de Aragón, pero con ella estuvo poco tiempo ya que poco después Ana Bolena fue coronada reina.
En septiembre de 1535, Enrique VIII se alojó en la residencia de la familia Seymour en Wiltshire, Inglaterra. Es posible que haya sido allí que el rey por primera vez se fijara en ella. Pero no fue hasta febrero de 1536 que su interés por Jane se volvió más evidente. Para entonces el monarca no ocultaba su desinterés por Ana, y Jane acaparaba ya toda la atención del rey.
Jane por aquel entonces tenía unos 25 años, era de mediana estatura y una tez muy pálida. Era conocida por su reputación impecable, lo que hizo que atrajera más al rey, ya que ésta denegaba sus regalos debido a que si los aceptaba o se convertía en su amante no podría encontrar un buen esposo, y rechazaba el dinero pidiéndole que se lo daría cuando contrajera matrimonio, lo que despertaba todavía más el interés de Enrique.

 
Su hermanos iban aumentando puestos en la corte. En abril de 1536, Edward Seymour, hermano de Jane y su esposa cambiaron sus habitaciones por unas que tenía paso directo a unos aposentos del rey, así Enrique podía visitar a Jane de una forma más discreta y privada.
Dicen que Ana Bolena sufrió su último aborto debido a que vio a Jane sobre las piernas de su esposo, y hubo golpes y arañazos entre ellas.
El deseo del rey de casarse con Jane aceleró las acusaciones que había contra Ana Bolena.
Durante el arresto de Ana, Jane fue enviada a Beddington, la casa de Carew, y fue también Carew quien la trajo de vuelta a la capital el 14 de Mayo, a la casa de Thomas Moro, que estaba junto al río.
Jane era reina en todo salvo en nombre. Servida por los mejores sirvientes de Enrique. Mientras Ana Bolena era decapitada, ella elegía su vestido de novia y nada más recibir la noticia de la muerte de Ana, Enrique fue a visitar a Jane.
Jane y Enrique se casaron en el palacio de York, el 30 de mayo de 1536, sólo 11 días después de la ejecución de Ana, aunque es muy probable que se casaran secretamente el 20 de mayo de 1536 en Hampton Court, veinticuatro horas después de la ejecución de la anterior reina, pero para no causar una mala imagen, Jane continuó 10 días más en Chelsea y salió el día 30 para dirigirse a York Place y casarse ya oficialmente en el Queen Closet.
Su lema era ''Obligada a obedecer y a servir''.
Una de sus primeras medidas como reina, fue lograr la reconciliación entre Enrique VIII y su hija María. Consiguió que Enrique permitiera que Lady María regresara a la corte, donde le dio procedencia como "la primera después de la reina". Jane tomaba a María de la mano y caminaba con ella como su igual, y se negaba a ser la primera en cruzar las puertas. Apenas les separaban siete años de diferencia y se hicieron muy buenas amigas, además de compartir el fervor religioso por la vieja fe. Con Elizabeth se sabe que, las pocas veces que se encontraban, el trato entre ambas era cordial y adecuado, aunque se veía el contraste que había entre la hija menor de Enrique y su hermana mayor.
Como reina, Jane Seymour fue estricta y formal e hizo todo lo que estuvo a su alcance para diferenciarse de su predecesora. Sus amistades eran sólo femeninas. La vibrante vida social de la casa de la reina que tan bien había controlado Ana Bolena, fue sustituida por una atmósfera estricta, casi opresiva. Desesperada por parecer una reina, se obsesionaba por los mínimos detalles, como cuántas perlas debían coserse a las faldas. Prohibió la moda francesa, introducida en la corte por Ana: suprimió las mangas exageradamente largas y la cofia francesa entre sus damas; ella prefería el tocado Gable. Políticamente conservadora, su única intervención en el reino finalizó cuando el rey le recordó que la última reina había perdido la cabeza por entrometerse en los asuntos políticos.
La nueva reina quedó embarazada en 1537. El embarazo despertó en Jane el pecado de la gula con los huevos de perdiz. El rey ordenaba traerlos desde Calais y Flandes. Engordó terriblemente y se tuvieron que arreglar todos sus vestidos.
A comienzos de septiembre de 1537, la reina se retiró al Palacio de Hampton Court para reposar antes del futuro nacimiento. El parto fue largo y difícil, pero al final, a las dos de la madrugada del 12 de octubre de 1537, la soberana dio a luz el esperado príncipe. A la edad de 46 años, el monarca había logrado su sueño. El niño fue bautizado con el nombre de Eduardo, por su bisabuelo, Eduardo IV, pero más en particular porque era la víspera de San Eduardo. Jane acudió al gran evento, pero aún se encontraba débil y sin fuerzas. María actuó como madrina, a Elizabeth la llevaba en brazos el tío del niño, Thomas Seymour.


A los pocos días de nacer su hijo, Jane contrajo fiebre puerperal, probablemente a causa de los métodos obstréticos poco higiénicos que se emplearon en el parto. Al día siguiente después del bautizo, su salud fue empeorando cada vez más. La fiebre y la infección dominaban de su cuerpo.  Desgraciadamente, Jane murió a medianoche el 24 de octubre de 1537, sólo doce días después del nacimiento de su hijo. Tenía veintiocho años y había sido reina de Inglaterra menos de dieciocho meses.
El rey la consideró siempre su "verdadera" esposa, la única que fue capaz de darle el heredero varón que tanto deseaba. Tanto es así que la enterró en la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, lugar que él había destinado para su propia tumba. Ella fue la única de las seis consortes que descansó eternamente junto a Enrique VIII, y según cuentan, la que sinceramente le amó. El monarca vistió negro hasta 1538 y tardó más de dos años en volver a casarse. Años después de su muerte, incluso mientras estaba casado con otra de sus esposas, Jane seguía apareciendo en los retratos reales como reina. Enrique mostraría un incondicional aprecio por ella, fue la única capaz de darle lo que él más ansiaba: un heredero varón.
Los dos ambiciosos hermanos de Jane, Thomas y Edward, abusaron de su memoria para aumentar sus propias fortunas. Tras la muerte de Enrique, Thomas contrajo matrimonio con su viuda, Catalina Parr. Durante el periodo de regencia de Eduardo VI, Edward Seymour fue su protector y el gobernante real de Inglaterra. Ambos hermanos fueron ejecutados.

lunes, 28 de enero de 2013

María Bolena (hermana de Ana Bolena y amante de Enrique VIII)

María Bolena nació probablemente en Blickling Hall (Rochford) aunque también puede que naciera en el Castillo de Hever (Kent). No hay pruebas que permitan concretar con seguridad la fecha de su nacimiento, pero se sabe con seguridad que fue entre 1499 y 1508. La mayoría de los historiadores se inclinan más por la posibilidad de 1499. Hay pruebas documentales que sugieren que era además la mayor de los tres hermanos de esta familia. La prueba sugiere que los miembros de la familia Bolena que sobrevivieron creían que María había sido la mayor. En 1597, su nieto, Lord Hunsdon, reclamó el título de conde de Ormonde, por ser el legítimo heredero de la familia Bolena. De acuerdo con las estrictas reglas de la herencia aristocrática, si Ana hubiese sido la hermana mayor, el título habría sido transferido a su hija, la reina Isabel. Los testimonios de la descendencia tanto de María como de Ana hacen suponer más fiable la tesis de que María era la mayor de las hermanas aunque algunos estudiosos creen lo contrario.
María era hermana de Ana Bolena, (ver Ana Bolena) por lo tanto hija de sir Thomas Boleyn y de su mujer, lady Elizabeth Howard.
María fue una de las amantes de Enrique VIII de Inglaterra y también, según se dice, de su rival, el rey Francisco I de Francia. Contrajo matrimonio en dos ocasiones.Hubo un momento en que se creyó que fue María la que comenzó su educación en el extranjero y estuvo un tiempo en compañía de la archiduquesa Margarita de Austria, pero ahora está claro que fue su hermana pequeña, Ana. María permaneció en Inglaterra la mayor parte de su infancia. No fue hasta 1514, cuando tenía aproximadamente 15 años, que fue enviada al extranjero. Su padre le aseguró una plaza como dama de honor de la hermana del rey, la princesa María Tudor, quien se trasladó a París para casarse con el rey Luis XII de Francia. Después de unas pocas semanas, a muchas de las damas de honor se les ordenó marcharse pero a María Bolena se le permitió quedarse, probablemente por los contactos de su padre como embajador inglés..
María fue visitada en París por su padre, Sir Thomas y su hermana, Ana, que había estado el último año estudiando en Holanda. Mientras servía en Francia, María supuestamente se convirtió en amante del rey Francisco I, quien años después la describió como "una gran puta, la más infame de todas". Cuando su relación con Francisco terminó, María se embarcó, supuestamente, en muchas relaciones amorosas, que tarde o temprano condujeron a su despido de la corte francesa y a su regreso a Inglaterra. Algunos historiadores se preguntan si estas historias sobre la promiscuidad de María se hubieran exagerado demasiado en la época, pero hay un acuerdo general en que fueron al menos en parte ciertas.
Se dijo que los padres de María y su hermana habían sido mortificados por sus actos y que se llevaron un gran alivio cuando pudieron llevarla de vuelta a Inglaterra en 1519. Se le dio el trabajo de dama de honor de la reina de Inglaterra, Catalina de Aragón, durante los últimos diez años de su matrimonio con Enrique VIII.
Un año después de su regreso a Inglaterra, María se casó con sir William Carey, el 4 de febrero de 1520, un cortesano adinerado y con buenos contactos, que había conseguido los favores del rey. Enrique VIII fue invitado a la ceremonia y probablemente poco después comenzó un romance con María, a quien su padre y su tío materno (Thomas Howard, el duque de Norfolk) utilizaron como un peón para obtener diversos honores. Esta confusión sobre cuándo comenzó su relación se debe a muchos factores. Primero, no se sabe cuanto duró el romance exactamente. Segundo, nunca fue hecho público y María no disfrutó del tipo de fama, riqueza y poder que tenían las amantes de reyes en países extranjeros (como Francia). Mientras estuvieron casados, María tuvo dos hijos, en 1524 nació Catalina, (que fue dama de honor de Ana de Cleves y Catalina Howard) y en 1526 Henry, Barón de Hunsdon. Durante su relación o poco después de haber finalizado, la leyenda establece que uno o los dos de los hijos de María habían sido engendrados por el rey. Sin embargo, hay pocas pruebas.
Un testigo notó semejanza entre un hijo de María y Enrique VIII, pero el testigo en cuestión era John Hales, vicario de Isleworth, quien diez años después del nacimiento del muchacho dijo que había conocido a un joven Señor Carey, de quien decían algunos monjes que era bastardo del rey. No hay ninguna otra prueba de que Henry Carey fuera hijo biológico del rey y una lectura de cerca a Letters and Papers (una colección de documentos de ese periodo) apuntan claramente que Henry nació en marzo de 1526, año en el que se cree que el romance ya había terminado.
Aunque se decía que María era más atractiva que su hermana, era Ana quien parecía ser más ambiciosa, más astuta y más culta. La Las dos hermanas no estaban particularmente unidas y Ana se movía en círculos sociales diferentes.


Un año después, cuando el marido de María falleció durante un "brote de sudores" (una fiebre), ésta le entregó a Ana Bolena el cuidado de su hijo, el joven Henry Carey. Era costumbre entre la aristocracia inglesa poner a los hijos de uno al cuidado de familiares más ricos, lo que era bastante necesario en el caso de María, pues su marido le había dejado al morir un número considerable de deudas que sólo su hermana podía sufragar. Ana consiguió que el hijo de María fuera educado en un respetable monasterio cisterciense. El padre de María no mostró intención alguna en ayudarla en los problemas financieros en los que su marido la había situado, pero Ana consiguió para ella una pensión anual de cien libras.
Cuando Ana fue a Calais con Enrique VIII en una visita de estado en 1532, María fue una de sus acompañantes. En 1534, María se casó en secreto con William Stafford, un plebeyo sin rango y pobres ganancias. Debido a estas características, los historiadores sospechan que fue un matrimonio por amor, ya que no había otra razón por la que ella se casaría con alguien de una clase social tan lejana a la suya. Cuando esto fue descubierto, la pareja fue desterrada de la corte por la misma reina Ana, su propia hermana. De esta unión nació un hijo de quien se cree que vivió de 1535 a 1545, y una hija, llamada Ana, algo que aún está abierto a especulación.
Sus circunstancias financieras llegaron a ser tan desesperantes que María se rebajó a rogarle a Thomas Cromwell que hablara con el rey en su favor. Enrique, sin embargo, fue indiferente a su plegaria. Entonces, María le pidió a Cromwell que hablara con su padre, con su tío y con su hermano, pero no consiguió nada.
Sorprendentemente, fue Ana quien se arrepintió primero. Le mandó a María una magnífica copa de oro y algo de dinero, pero aún seguía rehusando a que volviera a la corte. Esta reconciliación parcial fue la única que tuvieron las dos hermanas, ya que no se encontraron desde 1534 hasta la muerte de Ana en 1536.
La vida de María entre 1534 y la ejecución de su hermana, el 19 de mayo de 1536 es difícil de concretar. No visitó a su madre, ni a su hermana Ana cuando fue encarcelada en la Torre de Londres. Tampoco intentó visitar a su hermano George, ni hay pruebas de que les hubiese escrito. Como su tío, Thomas Howard, III duque de Norfolk, puede que María no quisiera ser relacionada con sus malogrados familiares para evitar más sucesos desgraciados.
María y su marido permanecieron en su retiro en Rochford, Essex. Tras la ejecución de Ana, su madre se fue de la corte real, muriendo aislada sólo un año después de la muerte de su hija. Sir Thomas, murió al año siguiente. Después de la muerte de sus padres, María heredó algunas de las propiedades de la familia Bolena en Essex. Se cree que vivió el resto de sus días en el anonimato y en relativa comodidad con su marido. Murió poco después de cumplir cuarenta años, a una edad relativamente joven incluso para los estándares de la época, el 19 de julio de 1543.

Ana Bolena (2ª esposa)

Todos hemos oído hablar de Ana Bolena en alguna ocasión, nos guste o no la historia. Pero muchos la conocen tan sólo por haber muerto decapitada por orden de su marido el rey Enrique VIII sin conocer la historia previa. Ha sido una de las reinas más influyentes de Inglaterra, pues por ella Enrique VIII se separó de la Iglesia de Roma dándose con ello la Reforma Inglesa. Además fue la madre de la reina Isabel I de Inglaterra. Vamos a conocerla un poquito mejor.

Ana Bolena  nació probablemente en Blickling Hall en Norfolk aunque se barajea la posibilidad de que naciera en la que era su residencia favorita, el Castillo de Hever en Kent., aunque parece más improbable. Su año de nacimiento también es dudoso, pudiéndose dar entre 1501 o 1507. 
Ana era hija de sir Tomás Bolena, más tarde primer conde de Wiltshire y primer conde de Ormonde, y su esposa, lady Isabel Bolena (nacida Isabel Howard), hija del segundo duque de Norfolk.
Era la mediana de tres hermanos, siendo su hermana María la mayor, y su hermano Jorge el pequeño. Ana tuvo una relación estrecha con su padre cuando era pequeña, la cual se iba enfriando a medida que se hacía mayor. Su relación con su hermana María parece haber sido cordial, pero no íntima (Ver María Bolena). Tenía una relación más estrecha con su madre y su hermano Jorge, de los que parecía sentirse más cercana.
El padre de Ana era un diplomático respetado por su talento para los idiomas. En Europa Tomás Bolena tuvo muchos admiradores debido a su profesionalismo y su encanto, entre ellos se encontraba la archiduquesa Margarita de Austria, hija de Maximiliano I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico que gobernaba los Países Bajos en nombre de su padre. Quedó tan impresionada por Tomás Bolena que ofreció a la hija de éste, Ana, un lugar en su casa. Generalmente una muchacha debía tener 12 años para obtener tal honor, pero puede que Ana fuera algo más joven en aquel momento. Margarita se refería a ella cariñosamente como «La petite Boleyn» (no se sabe, sin embargo, si el calificativo se refería a su edad o a su estatura) que vivió allí desde la primavera de 1513 hasta que su padre ordenó que siguiera su educación en París el invierno de 1514.
En Francia, Ana fue dama de honor de Claudia de Francia y también actuaba de intérprete siempre que hubiera algún importante invitado inglés en la core hasta que en el invierno de 1521, regresó a Inglaterra siguiendo las órdenes de su padre. Partió de Calais en enero de 1522.
Ana Bolena no era convencionalmente hermosa para su tiempo. Era delgada y su piel se consideraba demasiado oscura. Sin embargo, muchos quedaron impresionados por sus ojos oscuros y su larga melena oscura que llevaba suelta. El embajador veneciano en la corte de Enrique VIII que conoció a Ana en 1532 escribió, «no era una de las mujeres más hermosas del mundo», sin embargo otros conocidos la consideraban «completement belle» (absolutamente bella) y «una mujer joven y apuesta». La gente parecía atraída principalmente por el carisma de Ana.


Era una devota cristiana en la nueva tradición del movimiento humanista del Renacimiento (calificarla como protestante sería una exageración). Hizo generosas donaciones y cosió camisas para los pobres. En su juventud era «dulce y alegre» y disfrutaba con los juegos de azar, bebiendo vino, y chismorreando. Era valiente y emotiva. Sin embargo, según sus enemigos, Ana también podía ser extravagante, neurótica, rencorosa y malhumorada.
Cuando Ana Bolena llegó a la corte, Catalina de Aragón, era popular a pesar de no participar en política ni en la vida de la corte durante algún tiempo. Todos los hijos que tuvo con Enrique habían muerto jóvenes y el rey estaba preocupado por tener un varón heredero de su trono a fin de conservar la monarquía y evitar la guerra civil.
Bolena debutó en la corte en un baile de disfraces en marzo de 1522, donde llevó a cabo una complicada danza acompañando a la hermana más joven del rey, a varias grandes damas de la corte y a su hermana María (por aquel entonces, amante del rey). Unas semanas después de esta interpretación, Bolena era conocida como la mujer de moda y más importante de la corte y se referían a ella como «el espejo de la moda».
En aquella época la cortejaba Henry Percy, hijo del conde de Northumberland, alrededor de 1522. El idilio se rompió en 1523, cuando el padre de lord Henry se negó a apoyar el compromiso. Una teoría es que el enlace lo rompió en secreto el cardenal Thomas Wolsey, ministro principal de Enrique, porque el rey quería a Ana para sí mismo.
La familia la envió brevemente a las fincas rurales de su familia, pero no se sabe por cuánto tiempo. Cuando volvió a la corte reunió una camarilla de amigas y admiradores y se hizo famosa por su capacidad de mantener a los hombres a distancia. El poeta sir Thomas Wyatt, escribió sobre ella en el poema Whoso List to Hunt, en el que la describió como inasequible y cabezota, a pesar de parecer recatada y tranquila.
En 1525, Enrique VIII se enamoró de ella y comenzó a perseguirla. Ana se resistió a sus intentos de seducción y se negó a convertirse en su amante. Rechazó las propuestas iniciales del rey diciendo, “suplico a su alteza muy seriamente que desista, y a esta mi respuesta en buena parte. Prefiero perder la vida que la honestidad.” El rey se sintió más atraído aún tras esta negativa y la persiguió incesantemente, incluso después de que ella abandonara la corte para volver a Kent. Al final él le propuso matrimonio y ella aceptó. Sin embargo, decidió no acostarse con él antes de casarse, puesto que la relación prematrimonial significaba que si tenían un hijo, éste sería ilegítimo.
Con este romance, Ana acumuló una importante cantidad de vestidos, pieles y joyas, y le asignaron sus propios sirvientes, varias damas de honor y nuevas dependencias en palacio. Enrique le otorgó a Ana el marquesado de Pembroke, convirtiéndola en la primera plebeya inglesa en convertirse en noble por derecho propio en lugar de por herencia. La familia de Ana también sacó partido de la relación; su padre, ya vizconde de Rochford, fue nombrado conde de Wiltshire y conde de Ormonde. Gracias a la intervención de Ana, su enviudada hermana María recibió una pensión anual de 100£, y el hijo de ésta, Henry Carey (muy posible hijo del rey), fue educado en un prestigioso monasterio cisterciense.
Ella quedó embarazada en unos meses y, como era costumbre en la realeza, hubo una segunda ceremonia matrimonial, que tuvo lugar en Londres el 25 de enero de 1533.
El 23 de mayo de 1533, Thomas Cranmer, arzobispo de Canterbury, en la sesión del juicio en un tribunal especial que se reunió para decidir sobre la validez del matrimonio del rey con Catalina de Aragón, declaró el matrimonio de Enrique y Catalina sin fuerza legal. (Ver Catalina de Aragón) Cinco días más tarde, el 28 de mayo de 1533, Cranmer declaró que el matrimonio de Enrique y Ana era auténtico y válido. Siete años después de que su relación con Enrique había comenzado, Ana era por fin legalmente su esposa y reina de Inglaterra.
La hija de Enrique y Ana nació el 7 de septiembre de 1533, en el palacio favorito del rey, el palacio de Placentia. Bautizaron a su hija con el nombre de Isabel, en honor a la madre de Enrique, Isabel de York. Le dieron un bautizo espléndido, pero Ana temió que la hija de Catalina, María, amenazara la posición de Isabel. Enrique calmó los temores de su esposa separando a María de sus muchos sirvientes y enviándola a Hatfield House, donde la princesa Isabel vivía con su propia magnífica plantilla personal de criados. El aire del campo era mejor para la salud del bebé, y Ana era una madre afectuosa que con regularidad visitó a su hija. Sus visitas eran también muestras de la fricción entre ella y su hijastra la princesa María, que se refería ella como «la amante de mi padre», mientras Ana llamaba a María «esa maldita bastarda».
Ana tenía una plantilla de sirvientes mayor que la de Catalina: había más de 250 criados para atender a sus necesidades personales, desde sacerdotes hasta mozos de establo. Había también más de 60 damas de honor que la servían y acompañaban a acontecimientos sociales.
Ana con el fin de dar un heredero varón a Enrique, después del nacimiento de Isabel, quedó nuevamente embarazada pero abortó en el verano de 1534, y durante el día del entierro de Catalina, el 29 de enero de 1536, Ana sufrió otro nuevo aborto, lo que hizo que su matrimonio empezase a tambalear.
Cuando Ana se repuso de su aborto, Enrique declaró que su matrimonio fue maldecido por Dios. Juana Seymour fue trasladada a nuevas dependencias y el hermano de Ana no fue aceptado en una prestigiosa orden de caballería, la Orden de la Liga, que en cambio le fue otorgada al hermano de Juana Seymour. En varias ocasiones a lo largo de estos meses, Ana expresó su temor ante la posibilidad de un próximo divorcio.
En los últimos días de abril, un músico flamenco al servicio de Ana llamado Mark Smeaton fue detenido y torturado por Thomas Cromwell. Al principio negó que él fuera el amante de la reina, pero, bajo tortura, confesó. También proporcionó el nombre de otro cortesano —sir Henry Norris— un viejo amigo tanto de Ana como del rey. Norris fue detenido durante el May Day (1 de mayo), pero dado que era un aristócrata no podía ser torturado. Él negó su culpabilidad y juró que Bolena era también inocente. Sir Francis Weston fue detenido dos días más tarde bajo el mismo cargo. También detuvieron a William Brereton, un mozo de la cámara privada del rey, que fue también arrestado por adulterio. El acusado final era el propio hermano de la reina Ana, detenido bajo acusación de incesto y traición, acusado de mantener relaciones sexuales con su hermana durante los últimos doce meses.
El 2 de mayo de 1536, Ana fue detenida durante el almuerzo y llevada a la Torre de Londres. En la Torre, sufrió una crisis nerviosa menor, exigiendo saber todos los detalles sobre el paradero de su familia y los cargos contra ella.


Cuatro de los hombres fueron procesados en Westminster el 12 de mayo de 1536. Weston, Brereton y Norris mantuvieron públicamente su inocencia y sólo el torturado Smeaton apoyó a la Corona declarándose culpable. Tres días más tarde, Ana y George fueron procesados por separado en la Torre de Londres. Ella fue acusada de adulterio, incesto y alta traición. La sospecha popular contra Enrique y su amante, Juana Seymour, los cuales fueron vistos de banquete en el Támesis, era generalizada. Varios panfletos circularon por Londres burlándose de los procesos y apoyando a la reina.
George y los otros acusados fueron ejecutados el 17 de mayo. Ana fue decapitada por orden de Enrique VIII dos días más tarde. (Ver Decapitación de Ana Bolena ) Enrique VIII el día 30 de ese mismo mes se casó con Jane Seymour, tan sólo once días  después de la ejecución de su anterior esposa.
Nunca se ha probado documentalmente la culpabilidad de Ana Bolena en los cargos que la llevaron a la muerte. Casi con toda probabilidad, la reina fue víctima de un complot urdido para eliminarla del trono cuando quedaron en evidencia sus escasas posibilidades de tener hijos varones. El consejero del rey, Thomas Cromwell, y el deseo del rey de casarse con su nueva amante, lady Jane Seymour, intervinieron también en la caída de Ana
Años después Ana fue venerada como mártir y heroína por los protestantes ingleses. A consecuencia de esta visión, buena parte de la nobleza inglesa mostró cuadros de Ana en sus casas, a fin de mostrar su lealtad a la reina y la monarquía protestante.